sábado, 18 de junio de 2011

¡LAMENTABLE!

¡Paparazzi! ¡Nido de ratas! ¡El eslabón más bajo en la evolución de la escritura! ¡Cuántos calificativos merecen! ¡Cuánto daño han perpetrado!
Los hechos: Al término de la nueva historieta de el sr. y la sra. Rispo, Correrías del Sr. y la Sra. Rispo, nuestro querido y admirado Diego Parés, tras soportar la presión que implica dirigir un estudio de producción de historietas para el entretenimiento de las masas, tuvo una noche de juerga, solo una, una noche es todo lo que pidió por tanto regocijo que nos ha brindado. Al parecer condujo su descapotable hasta un bar de las afueras y allí se entregó a una noche de locura: Bebió como beben los hombres. Tanta fué su mala suerte que en su relajo habló de más, y eso no sería nada, si no fuera porque un cagatintas tomó nota de cada una de sus palabras y las publicó en esta letrina de pasta de celulosa de la cual mostramos su portada. Transcribimos a continuación las palabras que se publicaron allí y desde ya le decimos al sr. Parés que no haga caso de la prensa, que la verdadera opinión es la de nosotros, sus fieles lectores.



Bajo el título DIEGO PARÉS SE CONFIESA, el periodista Pancho Nabotarelli dice transcribir textualmente lo que Parés balbuceó entre vómitos, poco antes de quedar detenido:

"Hay días en los cuales salgo a comprar cigarrillos, y ese es todo mi contacto con el mundo exterior. 10 minutos en 24 hs. Salgo a la calle menos que el pobrecito de nuestro perro.  Pero él es un perro. Yo, cómo no soy un perro, tengo que dibujar.

El libro anterior de Rispo llevaba una especie de introducción contando cómo y en que circunstancias fue hecho. Mucho morbo, auto conmiseración, pero estrictamente cierto.
Mientras hacía este nuevo, pensé que no tendría nada así interesante que contar, nada que se comprare al otro. Soy un padre de familia, sin drogas ni rock and roll, con una vida más o menos corriente. Pero me equivoqué, algo hay, no es el infierno, pero por el barrio andamos. El barrio es Haedo, para más datos.

Este libro lo empecé en abril del 2007, en Villa Crespo, donde vivíamos mi mujer, mi hija de 6 meses, un patio que a veces se llenaba de amigos y ningún perro. Originalmente fue un serial por entregas en la revista Barcelona y la intención era apoyar la salida del primer libro de Rispo editado por Grandes Exitos, publicando esta historieta en un medio masivo. Y además puesto el moño a 15 años del viejo Rispo, estaba listo para darle nuevas ínfulas al personaje. Pero en Barcelona no cuajaba, no tenía nada que ver con la revista así que después de varios intentos, decidí sacarla de ahí. Desde la primera página la consigna fue clara, hacer una historieta para leer, con dibujos que no jodan, que sean funcionales, el mínimo de dibujo indispensable para contar lo que ocurre. Una historieta en episodios, sin guión previo, como el Langostino de Ferro: el futuro no está escrito. Esa primera página la vió Fernando Calvi y le gustó mucho. Buen aliciente para seguir.
La última página, en cambio, la terminé en Haedo, lugar donde nací y donde no moriré. No la hice para ninguna revista y ya no sé si le gustará a alguien. Entre medio algunos fragmentos salieron en Fierro, otros en Lule le lele y otros en Historietas Reales, como invitado de Max Aguirre.
Pero la mayoría las hice acá en Haedo, donde vine a volver luego de laburar y vivir en la capital durante 10 años, primero para salir del pozo, luego para bancar la familia y siempre para sostener (lo difícil es mantenerse) una independencia que creí mía y que hoy es memoria.
Memoria.
A los 21 inventé a los Rispo, drogas y Rispo, eso tenía nomás en aquella época, a los 23 los dibujé bien, luego arrasó la debacle mental hasta los 28 y ya ni drogas, ni Rispo ni nada quedó, sólo girones de un ser humano. Me fuí de Haedo en 1999, a los 29 años, de la casa de mi padre a un depto en Almagro, con unos pocos libros y algo de trabajo. Y después tuve que laburar duro y parejo. Y tras laburar tuve una familia, una mujer de fierro y una hija y todo, bastante bien para el desastre que fui, que soy. Un orgullo el pibe, el orgullo de mamá, diría el dibujante Fran López.
Quiero decir que yo me tuve que ir de Haedo, que lo que hice lo hice fuera de Haedo, que Haedo era para mí un lugar imposible de manejar, un remolino en el cual no tenía de donde agarrarme, un laberinto, Mordor.

Y me fui nomás, dejé la casa de mi viejo, dejé el barrio de Nine y de Breccia, de las casitas de tejas rojas y los árboles de follaje verde y los molinos en el horizonte y anclé en la capital, con toda su mugre, su fealdad y su anonimato, ese bien tan preciado.
Vivir es huir hacía adelante al fin y al cabo, crear es huir hacia adelante, te despertás y vas hacía adelante nomás. Ir o huir, qué más da, la cosa es que sea adelante. Un paso sigue al otro.

Pero la tentación, ya se sabe, siempre está. Cuando el mango no alcanza y el alquiler aumenta y en 10 años no ahorraste un puto peso, pinta la tentación. Parece de boludo, de loco, sobre todo cuando mirás alrededor y nadie te banca en esa locura, de insensato parece andar laburando como bestia, pagando el alquiler de tu libertad, cuando podés tener así, en un abrir y cerrar de ojos, una casa sin el menor esfuerzo. Y a mi me la ofrecieron. Una casa pero en Haedo, pequeño y personal detalle. Así que ante el ofrecimiento dije una vez no, dos veces no, 20 veces no, y a la 21 dije si. Yo dije si. Dije si y me vine de vuelta acá, a Mordor, pero con techos de tejas rojas, árboles de follaje verde y molinos en el horizonte.

Cuando esporádicamente voy al centro, al salir del subte hacia el exterior, me siento en casa, el smog es aire fresco para mis pulmones. Es estar cerca de lo que quiero.

Pero aquí me tiene, amigo, he vuelto, la mitad de este libro lo hice acá, en Mordor, en las comodidades de una casa que nunca hubiera podido pagar, con el confort de trabajar un poco menos que en otros tiempos. Pero adentro nada, adentro de la casa un cacho de carne, nomás. Acá no soy. No existo. Así que cómo antes, como cuando Rispo era lo único que tenía, otra vez me aferré al plumín y que salga lo que dios quiera, la cosa es sentarse y dibujar y dibujar, que la mano no se quede quieta, a ver si zafamos otra vez, o si zafamos por un rato. Haedo o mi plumín, he ahí la cuestión. El pueblo de los Horacios es de acá, de lo que dibujé acá, y todo lo que sigue también. Arranca con la caida esa por el barranco, caída, caída, caída y el pueblo de los Horacios y la imposibilidad de salir de ahí. Y la verdad es que tuve que mentir, tuve que hacer que Rispo se vuelva loco para que pueda salir, porque no le encontraba la vuelta a esa situación, no había modo de ser honesto y seguir la historieta. Pero bueno, era eso o nada, y nada otra vez no.

Horacio es medio como Larguirucho en está historieta, es malo y es bueno, alterna, es inasible. El sr. Y la sra. Rispo no se sabe bien que son, si marido y mujer o hermanos, ese es el eje, de ahí partí con la idea y luego me encontré con todo lo otro. Galíndez siempre es netamente el enemigo, a dios gracias, clarito como el agua. Y la sobrina, bueno, la sobrina es el anillo, cuando no da para más te lo ponés un rato, es el último refugio, el salvoconducto.

Un poco de todo eso está hecha esta historieta, no se si hago bien en contárselo así, desnudando metáforas y explicando personajes, pero por ahí le agrega un puntito a la cosa, si para mi tiene sentido vivirlo y dibujarlo, tal vez para ustedes tenga sentido también.

 Ahora mismo sigo en Haedo, la idea es salir de aquí, pero con ideas no vamos ni a la esquina. Rispo salió del callejón con un ardid, se volvió loco y salió a lo loco, pero eso es porque son dibujitos nomás. Yo no salí. ¿Qué me depara el futuro? Qui lo sá, solo existe lo que existe, lo demás son elucubraciones.
Por ahora terminé este libro, el plumín se detiene, la mano descansa y eso son malas noticias, amigos, malas noticias para mi."

Noticia de último momento: Se suspende la campaña de prensa de Correrías del Sr. y la Sra. Rispo. No se harán llegar ejemplares de caridad a níngun periodista ni se otorgaran entrevistas, excepto las excepciones que el sr. Parés crea merecidas.

1 comentario:

SaKi dijo...

Carece de sentido? todo tuvo sentido en el 2007 cuando tuve el primer libro de Rispo en mis manos. Con ese prologo que es un reviente mental, y un libro que te lleva de viaje por todos lados sin dar muchas vueltas.

Podés creer que te fuiste el Domingo y apareció ese primer libro dentro del evento? estaba escondido atras de todo en un stand de Puro Comic, 28 pesitos.

abrazo